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Los hijos de los enchufados

En días pasados Nicolás Maduro amenazó con cárcel a nuestro estimado César Miguel Rondón, por instigación al odio. Esta es la frase de César Miguel que desató la ira de Maduro, colocada en Twitter por el periodista el pasado 12 de mayo:

“¿Cómo se siente ser escupido en todo el planeta? ¿Que no haya sitio dónde esconderte, avión dónde volar? ¿Que ya no tengas paz?

Aprovecho esta nueva infamia de Nicolás Maduro para hacer algunas reflexiones y preguntas sobre los hijos, hermanos y otros parientes de enchufados en el exterior.

Generales, ministros, alcaldes, gobernadores y otros altos funcionarios de gobierno parecieran tener todos a sus hijos viviendo en el extranjero, muchos de ellos estudiando en las mejores universidades del mundo, en las principales capitales de Europa y en Estados Unidos. Está muy bien que deseen el mejor futuro posible para sus hijos, pero los venezolanos tenemos derecho a hacernos diversas preguntas, y los enchufados deberían tener la valentía de responderlas, si fueran funcionarios decentes y apegados a la ley:

  1. ¿De dónde provienen los cientos de miles de dólares que cuesta pagar la carrera de cada uno de sus hijos en el exterior? ¿Son dólares preferenciales de Cadivi? ¿Por qué  a otros muchachos de la misma edad de sus hijos, con igual o más capacidad, se le niegan los recursos para que estudien afuera, o se le dejaron de suministrar oportunamente los recursos, dejándolos a la deriva en el extranjero?
  2. ¿De dónde salió el dinero para comprar casas y vehículos de lujo en el extranjero?

Si tuviésemos un sistema contralor efectivo, independiente, se podrían revisar las declaraciones juradas de bienes de cada uno de los altos funcionarios de gobierno y allí estarían las respuestas a nuestras preguntas, o, de no haberlas, se podrían iniciar procesos indagatorios para obtener las respuestas que merecemos los venezolanos decentes, la gran mayoría del país.

Cientos de miles de millones de dólares se han perdido durante los últimos 18 años, por culpa de una corrupción desbordada, sin frenos, un verdadero azote al erario público. Hoy esos recursos los necesitamos desesperadamente para importar comida y medicinas.

Estoy seguro que ninguno de los enchufados tendrá la valentía de responder estas simples preguntas. Son parte de un proyecto abominable, en el que no quieren que estén sus hijos. Son parte de un proyecto fracasado y miserablemente ricos sin poderlo justificar. Son parte de una dictadura que más tarde o más temprano tendrá que responder por sus actos y sus vilezas.

Construyeron un sistema de universidades y no quieren que sus hijos se gradúen allí. Montaron un sistema de salud público y no quieren que sus hijos se curen allí. Triste herencia le dejan a sus hijos.

Fuente: Últimas Noticias

Mayo 2017