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¿Látigo o diálogo?

Esta semana tuvimos el honor y el privilegio de visitar al Papa Francisco en Roma. Fuimos a pedirle la intermediación de la iglesia para promover y fomentar el diálogo en Venezuela. Los problemas que sufrimos los venezolanos son demasiado graves y tienden cada día a profundizarse. Sin un gran consenso nacional para cambiar el rumbo el país, seguiremos a la deriva, cada día más pobres y vulnerables.

Al tiempo que compartíamos con el Papa, Nicolás Maduro lanzó una larga cadena dedicada a buscar culpables, fantasmas del pasado a quien echarle la culpa por el caos y la desesperanza que nos ahogan, sin reconocer ni por un instante que ya tienen 15 años gobernando al país. ¿Hasta cuándo las excusas? Su ataque a páginas web dedicadas al comercio, culpándolas de la especulación, me hizo recordar la anécdota del esposo engañado, que decide botar por la ventana el sofá donde se producían las infidelidades, en vez de enfrentar el problema con seriedad. Sin el sofá, Nicolás piensa que se terminarán los cachos.

Al terminar la larga cadena, de más de 4 horas, las principales preguntas de los venezolanos siguen sin respuesta:

  • ¿Cómo se va a bajar la inflación, desatada, ya montada en más de 50%?
  • ¿Cómo se van a llenar los anaqueles de los mercados con productos venezolanos?
  • ¿Cuándo se va a declarar a Venezuela en emergencia en materia de delincuencia?
  • ¿Cómo se genera confianza entre los venezolanos?

El sueldo mínimo de los venezolanos, otrora orgullo del fallecido presidente Chávez, hoy en día está entre los más bajos de América Latina. Un obrero en Ecuador, Colombia, Argentina y Brasil, apoyado por las importaciones desmedidas de Venezuela con dólares preferenciales, gana hoy mucho más que un obrero venezolano. Al mismo tiempo, el presupuesto 2014 del despacho presidencial de Nicolás es más grande que once ministerios juntos, es más grande que lo que se dedica a pagar a los policías.

Maduro nos pide a todos apretarnos el cinturón y él manda a Cilia a comprar no uno sino muchos, varias tallas más grandes.

El 8 de diciembre podemos elegir entre el país de controles, escasez y caos que nos ofrece Maduro y su combo y el país de cambio, progreso y oportunidades que merece Venezuela. De nosotros depende el rumbo que ha de tomar Venezuela a partir de 2014.

Ideas y/o sugerencias para la Asamblea Nacional

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Fuente: Última Noticias

Noviembre 2013