La fuerza femenina al rescate de la democracia en Venezuela
El mundo y los venezolanos presenciaron lo que ocurrió el pasado domingo: una votación masiva en todos los centros electorales contra la dictadura y un fraude descarado por parte del régimen. Maduro ha pretendido burlarse de los venezolanos, la comunidad internacional e incluso de la propia Fuerza Armada, que presenció la gesta libertaria de un pueblo que votó masivamente por un cambio.
Lo que Maduro nunca imaginó es que la oposición, encabezada por María Corina Machado y Edmundo González, iba a lograr recopilar las actas de escrutinio de las 30,026 mesas de votación de manera tan rápida. Para el momento en que escribimos este artículo, 24,532 (81.70% del total) han sido recopiladas y el resultado es el siguiente: Edmundo González 7,156,462 votos (67%) y el dictador Maduro 3,241,461 votos (30%). Estamos hablando de una diferencia de 37 puntos, que además no son cifras inventadas; son las actas que ellos también tienen y por eso el Consejo Nacional Electoral se niega a publicar. Esta cifra de 67% coincide con lo que presentaron encuestas a boca de urna, como la firma Edison Research, una prestigiosa empresa dedicada a hacer exit polls en más de 40 países.
La recopilación de estas actas no hubiera sido posible sin el trabajo de más de un millón de venezolanos que estuvieron desplegados en el país, trabajando en la organización de las elecciones, así como en la plataforma de defensa del voto. Todos trabajaron de manera voluntaria, y en esa fuerza destaco el papel de las mujeres venezolanas. Primero, María Corina Machado, que fue la que organizó todo este comando para las elecciones. Segundo, me siento orgulloso por mi partido y su vicepresidenta, María Beatriz Martínez, quien ha sido una de las heroínas que ha estado en primera fila en esta lucha porque prevalezca la voluntad de los venezolanos. Y tercero, hay que decir que la fuerza de millones de mujeres venezolanas que estuvieron en cada rincón del país buscando refrigerios, medios de transporte y haciendo largas horas de cola para votar y ayudar a otros a cumplir con su derecho.
Tanto el pueblo venezolano como la comunidad internacional, así como nuestros líderes, María Corina Machado y Edmundo González, y la Plataforma, estoy seguro de que sabrán construir una presión interna que, unida a una presión externa, pueda provocar contradicciones irreversibles en el bloque dictatorial.
Adicionalmente, considero que la disciplina que ha tenido la comunidad internacional en centrarse en reclamar transparencia electoral y auditar las 30,026 actas que tiene derecho el pueblo venezolano a conocer es acertada. Pero ahora debe venir más presión, sobre todo de Colombia, Brasil, EE.UU. y toda la región. Este es un momento para que se articule una pluralidad de países del mundo libre para permitir que esa auditoría se lleve a cabo.
Concluyo: el problema de Venezuela no es simplemente Nicolás Maduro, un dictador en un país de Sudamérica. Se trata del campo abierto en el corazón de América para que, desde Venezuela, la agenda de Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua pueda desarrollarse en la erosión de la democracia en todo el continente y una agenda antioccidental. Venezuela, recordemos, tiene la cuarta parte de las reservas petroleras del mundo y las octavas reservas de gas. Por eso, este cuadrante antidemocrático y antioccidental ve en Venezuela un espacio vital para minar la presencia de los valores occidentales. Además, la continuidad de Maduro será la profundización del éxodo más grande de este continente; se estima que un 20% de los venezolanos abandonarían el país si el dictador se impone por la fuerza.