“España tardó en darse cuenta de la realidad del drama venezolano”
Entrevista por Amanda Mars, El País
“Es Maduro quien tiene la posibilidad de evitar un baño de sangre”, advierte el expresidente de la Asamblea Nacional venezolana, exiliado en Colombia
Julio Borges (Caracas, 1969), expresidente de la Asamblea Nacional venezolana, es uno de los políticos opositores que más se ha movilizado por el reconocimiento internacional de Juan Guaidó como presidente interino del país y el fin del régimen de Nicolás Maduro. Exiliado a Colombia y acusado por el líder chavista de ser uno de los responsables del atentado contra él del pasado verano, es el representante de Guaidó en el Grupo de Lima -formado por 14 países americanos para abordar la crisis venezolana- que este lunes celebra una reunión crucial en Ottawa (Canadá). El pasado viernes, en una entrevista en Washington, veía irreversible el proceso para expulsar a Maduro.
Pregunta. ¿Cómo ve la iniciativa del grupo de contacto que se intenta impulsar desde la Unión Europea?
Respuesta. Es algo que se venía proponiendo desde hace tiempo, sobre todo por el Gobierno español. Pero los acontecimientos han sido más rápidos que la propia idea y, hoy que termina de cuajar, parece un poco descuadrada de la realidad. El mismo nombre es un nombre no apropiado para el momento. Y el hecho de que se haya puesto una meta de 90 días en una situación tan crítica también está alejado de la realidad del país, pero tiene un aspecto importante, y es que inicia un reconocimiento del Parlamento Europeo y luego de distintos Ejecutivos del Gobierno de Juan Guaidó, con lo cual queda claro que el proceso que debe darse de transición en Venezuela tiene como centro las elecciones. Son unas elecciones con un Maduro desconocido, ignorado, ilegitimado por la Unión Europea, y eso es muy importante también.
P. ¿Qué opina del papel de España hasta ahora?
R. Creo que el Gobierno español tardó en darse cuenta de la realidad y la dimensión del drama venezolano y comenzó con posiciones que estaban alejadas de la realidad cruda del problema. Este es un problema que no debe entenderse como ideológico, de izquierda o de derecha, sino como un problema trágico democrático de derechos humanos. Creo que con el pasar del tiempo ha venido interpretando mejor lo que sucede en el país y esto tiene como una especie de punto muy importante que es el reconocimiento del Gobierno de Juan Guaidó.
P. Y a partir de ahora, ¿qué pasa si no pasa nada?
R. Ya ha pasado y va a seguir pasando porque se trata de una realidad histórica irreversible, esto es lo más importante que hay que entender. Es como si metieras a la historia en un tobogán, no tienes manera de frenarlo. En el caso de Venezuela, esto ya entró en un tobogán que significa que hoy hay un Maduro sin legitimidad dentro, sin legitimidad en la comunidad internacional y con una cantidad de presiones y sanciones democráticas muy importantes. Van a seguir ocurriendo cosas porque la destrucción de la industria petrolera sigue, la hiperinflación sigue, el descontento militar sigue, la protesta social sigue y todo eso unido va a crear un desenlace a mi modo de ver muy corto en Venezuela.
P. Muchos venezolanos en el exilio en Doral, en Miami, han expresado su temor a un baño de sangre. ¿Qué motivos hay?
R. Bueno, quien tiene esa posibilidad para evitarlo es Maduro. A mí lo que me preocupa es que el que ha cogido el camino de la violencia es Maduro. Se le han puesto todas las opciones: elecciones, mecanismos constitucionales, referendo revocatorio, negociaciones en República Dominicana, elecciones libres, Parlamento… Y todas las ha rechazado. Con esto lo que quiero decir claramente que Maduro no es una víctima, es un victimario, él es quien ha escogido el camino de la violencia y él es el que debería tener conciencia ahora que ese camino tiene que ser evitado.
P. El otro día decía que en las fuerzas armadas el 99,9% no está con Maduro y que son, casi literalmente, una decena de generales los que le sostiene. Y que por tanto, hacía falta un “rayo láser”. ¿Qué es ese rayo láser?
R. Es hacerle llegar a los diez militares, a los diez generales que sostienen el régimen, a su familia y a sus testaferros que esto se acabó, que se den cuenta de que el secuestro del banco ya se acabó, y que ellos tienen la posibilidad de entregar por su cuenta, y con la posibilidad de garantías y futuro; o ellos mismos estarían escogiendo el camino por las malas. La presión venezolana ya es insostenible, la presión internacional está determinada.