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Duelo venezolano

 El gobierno nacional ha decretado tres días de duelo ante la muerte de Fidel Castro, quien no solo oprimió y arruinó a su país sino que fue el gran beneficiario del alto precio del petróleo venezolano. Ese dinero venezolano que fue regalado, robado, malgastado y que hoy necesitan los venezolanos para alimentarse y curarse, para superar la peor crisis de la historia.

A Nicolás Maduro y al Partido Socialista Unido de Venezuela no les duele Venezuela. No les duele que se incremente abruptamente la pobreza a través de una inflación desatada y la inexistencia de la producción nacional. Cuando claramente en Venezuela ha quedado demostrado que los controles de precio sólo han traído escasez; mientras que las importaciones se han convertido en un sinónimo de corrupción e irregularidades, por lo que tenemos que cambiar la política económica y fortalecer la mano de obra venezolana y lo hecho en el país. Un gobierno que persigue y hostiga a sus empresarios está destruyendo no sólo la producción nacional sino el futuro de la nación.

A Venezuela lo que le duele es que no se tenga acceso a los medicamentos más básicos para curarse, mientras el gobierno se roba la ayuda humanitaria que donaron desde Chile a Cáritas de Venezuela. No dejaron entrar las 75 mil unidades de medicamentos por no tener permiso sanitario,  pero deciden robárselas para mandarlas al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. El mismo gobierno que dice que las medicinas no pueden entrar a territorio venezolano para ser entregadas por la Iglesia, es el mismo gobierno que se apodera de unas medicinas que recolectaron en Chile como parte de la ayuda humanitaria, de acuerdo a lo que dice el gobierno por medio de información suministrada por el servicio aduanero y tributario venezolano, asegura que la carga de medicinas entró en una etapa de abandono legal y por ello pueden disponer de ellas.

Al gobierno no le duele la destrucción de la producción nacional, por eso prefiere su política de importaciones y no destina recursos a fortalecer el campo y la producción local. Hasta las bolsas que reparten los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) las están armando en Panamá con productos importados.

Tenemos un Gobierno que prefiere importar harina pan hecha en Colombia y Estados Unidos para vendérsela a los venezolanos a 2500 bs el kilo, mientras a los productores la y agroindustria nacional los obliga a vender la misma unidad en sólo 190 bs, es decir 14 veces menos que lo importado. Esto evidencia que Nicolás Maduro prefiere la corrupción y el beneficio de unos pocos enchufados importadores y funcionarios, que el bienestar de trabajadores, industriales y consumidores del país.

A todos los que nos duele este país debemos seguir de pie, defendiendo nuestro derecho a vivir con la seguridad, la alimentación y la salud garantizadas. A lograr a través del voto un cambio democrático. A tener lo mas pronto posible un gobierno que le duela menos el extranjero y le duela más Venezuela.