Artículos

¿Cómo influirán en América Latina las elecciones en Estados Unidos?

Las elecciones en Estados Unidos marcarán un antes y después no solo en la
política estadounidense, sino también en el escenario global. Aunque analistas
señalan que el voto del estadounidense promedio lógicamente se mueve más por
cuestiones internas que por externas, no es menos cierto que hay elementos
externos como la migración latinoamericana que incidirán en la preferencia
electoral. Son estas elecciones quizás las más trascendentes de los últimos años,
ya que ocurren en medio de conflictos bélicos como los de Ucrania e Israel, en
medio de una crisis climática más voraz, en medio de una nueva guerra fría entre
potencias mundiales, en medio del ascenso del populismo en Europa y en medio
de una América Latina asediada sin tregua por el autoritarismo, la corrupción y la
migración sin precedentes.
Ahora bien, centremos única y exclusivamente en América Latina, la región en
donde la democracia más ha retrocedido en los últimos 25 años. La región donde
se produce en estos momentos el mayor éxodo de su historia, marcado por un
flujo de venezolanos nunca antes visto y que tiende aumentar. Solamente, entre
agosto y septiembre, 35.000 venezolanos cruzaron la peligrosa selva de Darién
con el propósito de llegar a Estados Unidos.


¿Qué pasará en América Latina si gana Trump o Kamala? Lo primero que
debemos señalar es que el voto latino en Estados Unidos ha venido dando un
viraje. Este tradicionalmente demócrata, se empezó a inclinar poco a poco desde
la presidencia de Barack Obama hacia los republicanos. Quizás las decisiones en
política internacional de unos u otros, podría de alguna manera explicar este
cambio. No solo basándonos en sus discursos, sino lo que ha sido una política
sostenida podríamos decir lo siguiente: en el caso de ganar Kamala Harris, para
América Latina no se prevé cambios significativos, lo más probable es que los
mismos nombres en el Departamento de Estado y en la Casa Blanca con respecto
a la región se mantengan. Será una relación muy neutra en la cual se va a dar la
misma dinámica de permisividad con gobiernos que han ido abusando del poder o
pervirtiendo las instituciones para concentrar más poder como El Salvador o
México y posiciones ambiguas o doble estándar en los casos de Venezuela y
Nicaragua. En el caso de Donald Trump, la perspectiva es mucho más incierta
porque Trump se prevé que tenga una política más focalizada a lo interno. De
hecho, la migración pareciera que será su gran bandera. Sin embargo, podemos
pensar que el ala republicana más conservadora pondrá presión sobre temas
como Cuba, Venezuela y Nicaragua e incluso se menciona el nombre de Marco
Rubio como posible Secretario de Estado y gente como Andrés Trujillo tendrían
posiciones en el The National Security Council (NSC), lo cual es bueno para
Venezuela, Cuba y Nicaragua. No sabemos si en el caso de Trump vaya a haber

algo más que una retórica fuerte en el caso del retroceso democrático en América
Latina, pero sí se puede esperar más presión y nosotros esperamos más
multilateralidad para poner un freno a la ola autoritaria en la región.
Nosotros esperamos que Trump y sus asesores entiendan que la migración es
solo la consecuencia de la pérdida de la democracia y, por tanto, medidas como
las deportaciones masivas, estigmatizaciones, restricciones fronterizas y demás
acciones no van a frenar el drama migratorio. El desplazamiento hacia Estados
Unidos de los últimos años ha sido motivado principalmente por la inestabilidad
política y el debilitamiento de las democracias. Según el Alto Comisionado de la
ONU para los Refugiados (ACNUR), hubo en la región 23 millones de personas
desplazadas por la fuerza en 2023. Estos desplazamientos se produjeron
principalmente en estos países: Venezuela, Colombia, Haití, el norte de
Centroamérica, México y Nicaragua; todos países o regiones con crisis
democráticas.
En tal sentido, estas elecciones serán cruciales para el devenir de América Latina
como la conocemos. La dinámica de este momento de una región invadida por
potencias como Rusia, China, Cuba e Irán no es compatible con el futuro
democrática que nos debemos. Tampoco es compatible el auge autoritario en
países como México, El Salvador, Venezuela, Nicaragua y Cuba. Mucho menos es
compatible la pobreza que nos arrastra al vacío. Estados Unidos debe retomar su
papel protagónico en América Latina y ser ese faro de luz que en el algún
momento fue, promoviendo la libertad, el progreso y el bienestar de los pueblos.